Un hombre que fue sanado del corazón, me ayudó a orar por una mujer enferma de las vías urinarias que no podía comer carne. Días después de que oramos por ella, la mujer se acercó conmigo para decirme que ya podía comer carne y que ya estaba bien de las vías urinarias...
Oramos por un hombre que tenía el corazón ensanchado y sus extremidades entumecidas. Tres días después, el hombre testificó en su iglesia que al siguiente día de que oraron por él, se levantó y caminó